¿Cómo podría ser la educación del futuro, si utilizamos los conocimientos que poseemos en la actualidad?:
Podría constituirse un clima de confianza en el que la curiosidad y el deseo de aprender se nutrieran y enriquecieran.
Los estudiantes, profesores y administrativos podrían ser libres, por un igual, de participar en las decisiones concernientes a todos los aspectos del aprendizaje.
Podría desarrollarse un sentimiento de comunidad, en el que la competencia destructiva de la actualidad sería reemplazada por la cooperación, el respeto a los demás y la ayuda mutua.
Podría ser el lugar donde los estudiantes aprendieran a apreciarse, a autoestimarse y a sentirse más seguros de sí mismos.
Podría ser una situación en la que, tanto estudiantes como profesores, descubrieran crecientemente la fuente de valores en sí mismos, adquiriendo conciencia de que lo bueno de la vida está en el interior y no depende de fuentes externas.
En esta comunidad pedagógica, los estudiantes podrían hallar excitante el descubrimiento intelectual y emocional que les enseñaría a aprender durante el resto de su vida.
Las cualidades de la persona del mañana:
– Sinceridad. Se abren a la experiencia, a nuevas formas de ver, nuevos modos de ser, nuevas ideas, nuevos conceptos.
– Deseo de autenticidad. Valoran la comunicación como medio de expresar las cosas como son. Rechazan la hipocresía y el engaño.
– Escepticismo en cuanto a la ciencia y la tecnología. Sienten una profunda desconfianza de la ciencia y la tecnología actual, utilizada para conquistar el mundo de la naturaleza y controlar a sus habitantes.
– Aspiración a la totalidad. Estas personas no gustan vivir en un mundo de compartimentos: cuerpo y mente, salud y enfermedad, intelecto y sentimientos, ciencia y sentido común, individual y colectivo, cuerdo y loco, trabajo y diversión.
Aspiran a alcanzar una totalidad en la vida, con pensamientos, sentimientos, energía física, energía psíquica, energía curativa, todo ello integrado en la experiencia.
– El deseo de la intimidad. Buscan nuevas formas de acercamiento, de intimidad, de fines compartidos. Desean hallar nuevas formas de comunicación en la comunidad, tanto verbal como no verbal, sentimental como intelectual.
– Personas-proceso. Se enfrentan al camino del cambio con vitalidad.
– Cariño. Estas personas son cariñosas y dispuestas a ayudar a los demás si la necesidad es real.
– Actitud hacia la naturaleza. Sienten afinidad y cariño por los elementos de la naturaleza. Su actitud es ecológica y el relacionarse con las fuerzas de la naturaleza les produce placer, en lugar de querer conquistarlas.
– Anticonstitucionales. Estos individuos sienten antipatía por las instituciones altamente estructuradas, inflexibles y burocráticas. Creen que las instituciones deberían estar al servicio de la gente.
– La autoridad interna. Creen en su propia experiencia y desconfían fundamentalmente de la autoridad externa.
– Las cosas materiales carecen de importancia.
– El anhelo de lo espiritual . Intentan hallarle un significado y un sentido a la vida, más allá del individuo. Quieren vivir con paz interna.
Este nuevo mundo será más humano y más humanitario. Explorará y desarrollará la riqueza y la capacidad de la mente y del espíritu humano. Producirá individuos más integrados en la totalidad. Será un mundo que permitirá a la persona individual, el mayor de nuestros recursos. Será un mundo más natural, con un nuevo amor y respeto por la naturaleza. Desarrollará una ciencia más humana, basada en nuevos conceptos de menor rigidez. El objeto de su tecnología será el de enriquecer las personas y la naturaleza, en lugar de explotarlas. Desencadenará creatividad, cuando los individuos pasen a ser conscientes de su poder, su capacidad y libertad.