Debemos concebir al niño desde una perspectiva optimista, es decir, creer en sus potencialidades y su tendencia innata a la salud y al crecimiento. Es significativo tener una concepción holística del niño, tomar en cuenta para favorecer su desarrollo integral la parte sensorial, la afectiva, la intelectual, la social y la espiritual.
Cuando la tendencia al crecimiento sano esta bloqueada aparece el síntoma como manifestación de que algo ocurre, entonces no debemos ir contra el síntoma sino atender al niño como un todo.
El niño es un ser creativo en constante crecimiento, capaz de guiar conscientemente su comportamiento desarrollando su máximo potencial para satisfacer sus necesidades como un ser único e irrepetible.
El niño es merecedor de todo nuestro respeto, tratarlo con respeto es tenerlo en cuenta, no invadir, no agredir, ni ridiculizar, no pasar por encima de él para hablar con los padres, estar con todos nuestros sentidos y expresar también nuestros sentimientos.
El niño tiene que ser consciente de la parte de responsabilidad que tiene en su propia vida, siempre hay una parte que depende de él y esto significa que él tiene poder para modificar las cosas.
Cuando el niño esta emocionalmente perturbado no puede pensar bien, las tensiones emocionales prolongadas pueden obstaculizar las facultades intelectuales del niño y dificultar el aprendizaje.
Considero relevante destacar cuáles son las cualidades emocionales que tienen más importancia son:
-La empatía,- la expresión y comprensión de los sentimientos, – el control de nuestro genio, -la independencia, – la capacidad de adaptación, – la simpatía, – la capacidad de resolver los problemas en forma interpersonal, – La persistencia, – La cordialidad, – la amabilidad y el respeto.
La inteligencia emocional se define como un subconjunto de la inteligencia social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propios así como los de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones.
El objetivo de la psicología y la psiquiatría es ayudarnos a llegar a nuestro autoconocimiento, a la satisfacción y al autoapoyo. Entendernos a nosotros mismos incluye más que el intelecto, el sentimiento y la sensibilidad.
El sistema nervioso esta compuesto por el cerebro, la médula dorsal, los nervios y los ganglios. Este sistema puede dividirse a su vez en los sistemas nerviosos centrales, periféricos y autonómicos.
En el cerebro se distinguen dos áreas: -la parte pensante del cerebro, la corteza, y la parte emocional, el sistema límbico. Pero
En realidad lo que define la inteligencia emocional es la relación entre estas dos áreas.
La corteza posee cuatro lóbulos y el daño a un lóbulo específico dará como resultado un problema específico. Por ej. una lesión sobre el lóbulo occipital puede destruir parte del campo visual de una persona. Por otra parte un daño en el lóbulo temporal causará problemas en la memoria de largo plazo. Aunque se considera que la corteza constituye la parte pensante del cerebro, también nos permite tener sentimientos sobre nuestros sentimientos. Nos permite tener discernimiento, analizar por qué sentimos de determinada manera y luego hacer algo al respecto.
El sistema límbico regula nuestras emociones e impulsos, incluye el hipocampo, donde se produce el aprendizaje emocional y donde se almacenan los recuerdos emocionales, la amígdala, considerada el centro de control emocional del cerebro, y otras estructuras.
El tercer componente del sistema neurológico que se relaciona con la inteligencia emocional es el más interesante dado que comprende la forma en que las emociones se trasmiten bioquímicamente a las diversas partes de cuerpo.
Se han identificado una serie de aminoácidos llamados neuropéptidos, almacenados en el cerebro emocional y son enviados a un complejo sistema de receptores a través de todo el cuerpo cuando se siente una emoción, indicándole la manera de reaccionar. Estos elementos químicos también denominados neurotransmisores son los que hacen que la boca se seque, el rostro se sonroje y el abdomen se tensione por la excitación y además de actuar como mensajeros desempeñan un papel significativo en la protección de enfermedades. Cada neuropéptido es como un ladrillo utilizado para construir una casa, “puede usarse en el sótano o en el desván: cumple diferentes funciones en diferentes ubicaciones, pero es el mismo ladrillo”.
El sistema nervioso, endocrino e inmunológico en realidad son uno sólo formando una red. Los tres sistemas deben verse como una red psicosomática.
La emoción es la fuerza básica que energetiza nuestra acción. La acción adecuada es la dirigida a satisfacer la necesidad dominante.
Es relevante destacar que el humor es un reductor natural del estrés y produce respuestas claves en el sistema inmunológico. Concretamente produce aumentos en:
– las células agresivas naturales que atacan los virus y tumores.
– las células T que organizan el sistema inmunológico.
– La inmunoglobina de anticuerpos A, que combate la infección respiratoria.
– El interferon gamma, una hormona que pone en funcionamiento el sistema inmunológico, combate los virus y regula el crecimiento de las células.
– Las células B, que producen anticuerpos contra microorganismos nocivos.
Podemos concluir afirmando que la capacidad de relajarse, el humor y la alegría son medicinas reales.
Indudablemente para conseguir que los niños construyan su inteligencia emocional, los padres debemos dedicarles TIEMPO y
desarrollar una atención positiva:
– elogiar al niño por las conductas adecuadas siendo preciso, sincero y sin excesiva adulación, por ej: has construido un castillo muy grande.
– demostrar interés por lo que hace, participando en la actividad, describiendo lo que vemos y reflejando nuestros sentimientos, por ejemplo: parece que disfrutas tocando esta canción, supongo que la letra te hace sentirte bien con los demás.
– lograr equilibrar límites claros con un ambiente estimulante en el hogar, por ejemplo: puedes jugar en el ordenador una hora al día siempre y cuando hayas terminado tus deberes.
– cuando se viola una norma aplicar un castigo adecuado, por ejemplo si juegas al ordenador más del tiempo previsto vas a estar dos días sin jugar.
– ofrecer orientación pero no ejercer control, por ej.: podrías aprehender esta canción nueva a la guitarra creo que vas a disfrutar.
– hablar con los hijos de los valores y las normas, por ejemplo comparte con tu amigo tus juguetes y dejalé que disfrute, luego recogerlos juntos.
– reforzar la buena conducta con elogios y con afecto, por ejemplo
darle un abrazo cuando te dice que se quedó sin recreo para acompañar a un compañero que tenía un esguince.
-dar advertencias y señales sobre cuando se esta portando mal para desarrollar su autocontrol, por ejemplo te he pedido que bajaras la música para poder trabajar, no puedo concentrarme, atiende lo que te digo.
– permitir que los niños contribuyan en la toma de decisiones importantes, por ejemplo preguntarle si le gusta esta nueva casa para ir a vivir.
-comprometerles con criterios elevados de responsabilidad, por ejemplo: cuida de tu hermano que me voy a la compra.
– no protegerles del dolor y el estrés inevitable, entrenándoles a soportar el dolor y a relajarse para aguantar el estrés.
En un desarrollo sano el niño aprende a utilizar sus propios recursos. Un equilibrio adecuado entre apoyo y frustración lo capacita para llegar a ser independiente, libre para utilizar su potencial innato. Debemos desarrollar nuestra capacidad de estar en un continuo “darnos cuenta”, amplificar nuestra conciencia, mirar dentro y fuera como lo mismo y ponernos contentos al reconocernos autores de gran parte de nuestra realidad, el observador es quién la fija, sin él, aquella es sólo un campo de posibilidades.
Estar despiertos a esta magia nos ayuda a no escapar, no evadirnos, no huir y a tener una mirada más amplia.
No olvidemos que todas las perturbaciones neuróticas surgen de la incapacidad del individuo de encontrar y mantener el equilibrio adecuado entre el mismo y el resto del mundo.
En definitiva, sólo dedicándoles TIEMPO a los niños podemos conseguir que adquieran confianza en sí mismo, sean independientes, sinceros, empáticos, imaginativos, adaptables y simpáticos.
En la sociedad actual nos encontramos con varios problemas:
a) Padres que no tienen tiempo, lo que da lugar a un abandono educativo, sustituido en gran medida por la televisión, la Play y diversos videojuegos. Medios que sin duda no son los indicados para fomentar el crecimiento de este baile emocional que es la vida, alejándonos no sólo de la intensidad que requiere una buena comunicación, sino de la espontaneidad y autenticidad de nuestras expresiones, distrayéndonos de nuestros dolores y emborrachándonos con vulgares hábitos y risas sin contraste.
b) Un sistema educativo en donde el amor al niño ha desaparecido, el otro es competencia, donde el saber es memoria, la falta de un acento es un suspenso, lo espontáneo es incómodo, lo natural es vergüenza, los instintos heredados anulados, la intuición animal ignorada, moverse es un castigo, lo importante no se toca, sentir pasa de largo, dónde en definitiva se aburren los mejores y triunfan los más limitados.
La castración es muy temprana y la receta es muy sencilla: estar presente para dar y recibir amor. Enseñar fundamentalmente que no somos seres aislados del resto y que el camino sólo lo podemos hacer juntos. En definitiva, la psicología es el estudio de lo que sucede en la frontera de contacto entre el individuo y su ambiente, (ambos campos deben integrarse).
A cambio de esto nos topamos con la pseudo “ciencia” que esta convirtiéndose en un Dios manipulador de nuestros cerebros, estableciendo recetas generalizadas, fabricando de forma estándar y mecanicista conductas iguales, creando hombres “ciegos” a los que se les estrangula sus reacciones naturales, su capacidad de discernir y de distinguirse.