Permitirte hacer para dejar hacer.
Permitirte ser para dejar ser.
Permitirte reír y llorar para dejar reír y llorar.
Un espacio para vivir con todos los atributos posibles en tus
manos: húmedo, seco, cálido, frío, masculino, femenino,
centrado, descentrado, orden, desorden, todo, nada, contrastes,
matices, detalles, poesía, estilos… para albergar expresión, única,
transformadora, viva y cambiante en el hacer.
Baño de miradas compartidas, desde dentro, desde lo más
profundo, hacia fuera.
Sonidos de atención entre silencios me han tocado el alma.
Me han llevado a perdonarme y aceptarme. Para poder
entonces, después, mejor mirarte.
Textura de confianza en este espacio compartido…
Solos y juntos a la vez.
Animándome cada instante un poco más.
Animándote con la mirada más amable que me hizo crecer.
Siento que es el camino y no la meta el que me envuelve
instante tras instante, coloreando con distintos materiales, las
emociones de impermanencia…
Y también siento la maravilla de empezar de nuevo…con valor,
coraje y respeto.
Y puedo sentir que no termina, que no sé quién pinta ni quién te
mira, que en esos instantes sin tiempo ya no sé ni quién respira.
Quizá por eso, lo más importante para mí en este proceso es
saber que no estoy sola, sentir que la creación surge de algo más
grande: poder ser y estar juntos.