ATENCIÓN A LA SOMBRA:
1) La naturaleza reprimida:
Los seres humanos sufren la imposibilidad de llegar a ser ellos mismos porque aquellos aspectos primordiales de su totalidad no tienen derecho a exteriorizarse.
Representa el conjunto de aquello que hubiera debido formar parte de la integridad del hombre, y que no ha podido desarrollarse. Son todas las inclinaciones y pulsiones reprimidas cuya agitación queda en el inconsciente.
Nuestra existencia en este mundo está llena de heridas y de ofensas, cuyo reconocimiento no aceptamos. Por debilidad o por cobardía, o por razones morales nos negamos a una reacción natural. Pretendemos no estar heridos pero algo permanece en nosotros. La herida no reconocida se transforma en agresión reprimida.
No son solamente los reveses sufridos en la vida los que alimentan la fuerza de la sombra. Existe también todo cuanto destruye nuestra confianza original. Todo cuanto hubiera debido suscitar nuestra resistencia, sin que se haya producido ninguna reacción; todo cuanto ha limitado nuestras reacciones legítimas. Todo esto se transforma en una agresividad asfixiada que perturba al inconsciente. El poder de la sombra también lo engendra esos llamamientos hacia cosas bellas que nos hubieran aportado alegría y que no hemos aceptado. Porque no nos hemos atrevido a emprenderlas- también por cobardía, debilidad o por razones morales- una parte de vida no vivida engendra amargura.
Sea cual fuere la vida reprimida que envenena el inconsciente, representa siempre un obstáculo a la manifestación del Ser esencial. Liberarse de este obstáculo no significa solamente resolver las tensiones originadas por las fuerzas de la sombra, se necesita también conseguir su transmutación e integrar las energías que encierran.
2) La sexualidad y el erotismo reprimidos:
La sexualidad reprimida juega un papel particular en la fuerza de la sombra. Una falsa moral con frecuencia impide que se acepte como uno de los aspectos naturales de la vida humana.
La supervaloración de una espiritualidad desencarnada en relación con las pulsiones naturales, hacía ver la sexualidad como una fuerza contraria al espíritu, disimulando la peligrosa tentación de caer en lo infrahumano. No se había llegado a percibir que en la sexualidad, incluso en la experiencia erótica, podía estar contenida una experiencia numinosa que elevara al hombre por encima del horizonte de su yo, hacia una perspectiva cósmica y hacia una dimensión transcendente. Se descubre en el erotismo una forma particular de llegar a la vida sobrenatural. El sentido de la sexualidad y del erotismo es por encima de todo, la experiencia de una plenitud cósmica y, más aún, por la Unión de la persona con un “tu”, es la plenitud del UNO divino. La sexualidad forma parte del hombre íntegro y sano.
3) La represión de lo femenino:
La cultura occidental es una cultura de espíritu masculino. Porque La visión de la realidad en la que vivimos está determinada prioritariamente por aquello que tiene acceso a una definición racional y a un dominio técnico, el alma necesariamente es maltratada. Un criterio de apreciación basado en la eficacia y en los resultados medibles, reprime el mundo de la sensibilidad, de la armonía interior y de los sentimientos. Nos encontramos todavía bajo el signo de un mundo del “padre”, orientado a una actividad eficaz, al trabajo y a un comportamiento respetuoso en cuanto a leyes. Le quedan a la mujer campos de experiencia trascendente que el hombre no conoce. Unas antenas particulares permiten a la intuición femenina percibir al Otro. En sí misma ya la maternidad le colma de los secretos que le son propios y de posibilidades específicas de abrirse al Ser sobrenatural. La educación religiosa se aparta cada vez más de una teología excesivamente racional para orientarse hacia experiencias místicas que vuelven a dar vida a las fuerzas femeninas del espíritu.
4) La represión de la individualidad creadora:
El desarrollo de la sociedad moderna en todas las esferas de su organización, conduce a una regresión, en continuo crecimiento; La empresa, el equipo, el Estado, el conjunto de la burocracia, impiden el libre desarrollo del individuo creativo. Es necesario reconocer la sombra producida por esta represión: La Individualidad asfixiada pertenece al núcleo de esa sombra que hay en el hombre, siendo su liberación una condición para la creatividad.
Sólo en la medida en que el hombre se vive en su singularidad, puede experimentar el UNO Universal que en ella se manifiesta.
LO QUE ES ÚNICO NACE DE LA NADA.
5) La represión del Ser esencial:
El núcleo de la sombra en el hombre es su propia esencia, aquella que él no ha dejado que se manifieste.
Las raíces de las fuerzas de la sombra están siempre establecidas en la infancia. La represión de los impulsos vitales del niño, ocasionada por palabras desalentadoras y por una falta de comprensión y de amor, perjudica globalmente a sus impulsos naturales y a su necesidad de expresión y de pleno desarrollo.
En una sociedad centrada en el trabajo y en la productividad, El Ser esencial al no ser aceptado, se convierte en una fuente de descontento, de nostalgia y de sufrimiento inexplicables y es causa de enfermedades y perturbaciones psíquicas.
Hacia la vida iniciática Karlfried Dürckheim